domingo, 21 de septiembre de 2008

"¿y cómo es la cuestión?" por Seth

Despierto. Apago el despertador del Celu. Veo la hora: 6:15. “Es viernes”, pienso. Sonrío. “¿Cinco minutitos más?” “No”, me respondo (¿cómo estará?). Voy a la ducha.
Media hora después estoy bajo el paradero esperando la primera de 4 micros. Ya arriba me siento y pongo la música del pene-drive a todo chancho para poder despertar (¿cómo estará?). Hoy hay examen. Después de esta fucking prueba me olvido del fucking ramo. Sonrío. Necesito un 3.3 para pasar…
Saco los apuntes e intento leer. Me mareo al poco rato. Xuta, la micro se mueve un poquito. Los guardo, total el examen es a las 3. Sonrío otra vez (¿cómo estará?). La gente me empieza a mirar. Parece que sonrío mucho y también parece que no es normal sonreír tanto, menos a esa hora.
Tomo la segunda micro. Después de un rato –media hora, más o menos- paso por afuera del PreU. Sonrío. Mañana hay clases. Que rico saber que mañana tengo que hacer clases (¿cómo estará?). Tercera micro. Una hora más y llego a la U…

Tres de la tarde. Estoy cagao de hambre pero no quiero comer -me quiero puro ir. “¿Fin de la Historia? El Hombre y la Libertad” escribe en el pizarrón el ayudante. Puta, se supone que tengo que saber eso. Lo sé, pero ¿cómo cresta hago pa’ unir dos ideas distintas? “De algo tienen que servir los famosos conectores que hay que pasar en clases”, pienso. Miro al techo, quizás buscando respuesta (¿cómo estará?). Blanco. No la encuentro. Algo tengo que hacer pa’ sacarme la famosa preguntita de la cabeza, pero justo ahora y como nunca, no se me viene ninguna cancioncita jugosa. “Si no supiste amar…”. Nada. “Tienes un cuerpo brutal…”. Tampoco. “With the lights out it’s less dangerous…”. Menos. Todos escriben menos yo. Cresta, ¿qué escriben? Mmmmhhh… Respiro. Empiezo a escribir.
Salgo de la sala casi de los últimos –como era de esperar- y me despido de los que pillo en el camino. Toy urgio. “No tengo idea cómo me fue. Hay veces que estudio kleta y me saco un 2.8 y veces que apenas pesco la materia y me saco un 5” respondo al ayudante. “Bienvenido a la universidad” me dice alguien de algún lado. Son las 4:30 (¿cómo estará?) Tengo hambre. OK, algo tengo que hacer. Voy a la sala de computación y encuentro uno –gracias a Dios- libre. Me meto al correo y saco del bolsillo el papel arrugao con su correo. Escribo… pero ¿qué? Puta, no sé, poh, lo que salga. Empiezo a escribir. Escribo. Sigo escribiendo. Ya. Suficiente. Pero… “¿Es necesario esto?” No lo sé. “¿La conoces de verdad?”. No. “¿Te gusta acaso?”. No sé. “Tonces, ¿por qué xuxa tay aquí?”. Buena pregunta. ¿Envío o no? Puta, no sé. Es súper linda, tierna, un par de ojos bknes, le gusta enseñar, humilde, tiene apellido cuico… pero hace una semana que no la veo y desde la última conversación que tuvimos me tiene preocupao. Además, según sus compañeros es raro verla en clases. No la veo nunca, pero igual como que me gusta… un pokito. ¿Tonces? ¿Envío? ¿Y si no me contesta? ¿Y si piensa que la toy joteando? ¿Cancelo?

“Su mensaje ha sido enviado con éxito…”

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